La mujer que abrazaba a los árboles es un libro que derrama lirismo, emoción y ritmo. Encarna los márgenes a los que nos condena la despiadada tarea de ir caminando a una muerte segura. La figura del desamparo, la proyección del miedo a la muerte, a la desaparición o al olvido encuentra aquí una respiración profunda, quizá la última, y un momento para la reflexión antes de que caiga el telón de la luz final.