En 2017 la asociación feminista Genialogías, formada por más de 60 mujeres poetas, decidió lanzar un audaz proyecto para nombrar algunas de las realidades sin nombre que viven muchas mujeres. Todas conocemos el porqué de este silencio: “que se callen las mujeres” está en el hueso de la cultura occidental. Lo dice Telémaco en la “Odisea” de Homero, refiriéndose nada menos que a su madre Penélope. Y en la Biblia se cuenta cómo, desde que Eva habló, la humanidad salió expulsada del Edén. Durante toda la Edad Media, como explicó Cristina de Pizan en “La ciudad de las damas”, los sacerdotes bramaban en los púlpitos la culpa que desde entonces cargaban las mujeres, y por supuesto sus palabras. Luego vino la caza de brujas, que calló la tradición femenina de las palabras que curan o pueden despertar el amor, un genocidio también bastante silenciado.
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Con semejante recorrido, y a pesar de que por suerte hoy en día es mucho más sencillo que nunca encontrar nombrada nuestra realidad, pues podemos leer y escuchar cada vez a más y más mujeres, es normal que nos falten términos nunca dichos o registrados.
El trabajo de las poetas de Genialogías para Diccionaria una intenta paliar en parte este déficit dando nombre a realidades de las mujeres, inventando algunas de las palabras que nos han faltado.
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